Juana Inés de Asbaje y Ramírez de
Santillana, nació en 12 de
noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco
y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una época en que la literatura
nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que
se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese tiempo a
escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían,
cuajaba en composiciones que constituían verdaderos logogríficos del intelecto:
se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar en desnudarla.
Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un
pecado".
La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma
afectación, por su sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus
contemporáneos, en grado tal, que hay quienes piensan que ella, y Juan Ruiz de
Alarcón, integran "la mayor
gloria de México virreinal"; más aún: que únicamente por Sor Juana se salva
la literatura del siglo XVII, que
era cultivada por "poetas sin condiciones de cultura ni talento".
Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos
de saber leer y escribir; a los ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y
a los diecisiete, ya cumplidos
aún, domina --dice Karl Vossler-- "el difícil estilo culterano y está
igualmente bien versada en todos los géneros y métricas de la literatura
española". Bastáronle veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de
Olivas, para dominar el latín con absoluta maestría. Su cultura,
enciclopédica, era vastísima.
Religiosa desde las dieciséis años (inicialmente en el Convento de Santa Teresa
la Antigua
y posteriormente en el de San Gerónimo) en el claustro vio cristalizar la mayor
parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivos
asuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento y declinó dos veces
el puesto de Abadesa, que le fue ofrecido.
Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Mancera.
En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita,
un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo
relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el
de los hombres, lo que dio motivo a que el
Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara
de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se
defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos
culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal
sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su
biblioteca ("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos
y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines
piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre,
se contagió y murió el 17 de abril de 1695.
Su obra no tiene exclusivamente reflejos gongorinos, pues particularmente a su
teatro se le señalan notables
influencias del dramaturgo Calderón de la Barca, y aún de Moreto.
De ella ha dicho Marcelino Menéndez y Pelayo "No se juzgue a Sor Juana por
sus símbolos y jeroglíficos, por su Neptuno Alegórico ... por los innumerables
rasgos de poesía trivial y casera de que están llenos los romances décimas con
que amenizaba los saraos de los virreyes Marqués de Mancera y Conde de Paredes.
Todo esto no es más que un curioso
documento para la historia de las costumbres coloniales y un claro testimonio
de cómo la tiranía del medio ambiente puede llegar a pervertir las naturalezas
más privilegiadas"... "lo que más interesa en sus obras es el
rarísimo fenómeno psicológico que ofrece la persona de su autora"...
"hay acentos de sus versos que no pueden venir de la imitación
literaria"... "los versos de amor profano de Sor Juana son de los más
suaves y delicados que han salido de pluma de mujer".
Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha
bautizado: 'La Décima Musa","Fénix de México" y "La Monja
Mexicana".
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